Retirar fibrocemento: un paso fundamental a la seguridad
Cuando nos embarcamos en un proyecto, especialmente si es laboral, siempre debemos decidir si trabajaremos por nuestra cuenta o se hará alguna contratación para apoyarnos en nuestras áreas débiles. Si se trata de retirar fibrocemento, sin embargo, es vital buscar la ayuda de expertos.
Este peligroso material fue popular durante muchos años previo a su prohibición, y por lo tanto, es posible encontrarle en construcciones antiguas u otros sectores, como los cascos de navíos, frenos de carros, etcétera.
Es desagradable descubrir que en el lugar donde pensamos trabajar es necesario dejar todo lo que estamos haciendo para descontaminar el lugar. A pesar de ello, estas precauciones son pequeñas al considerar cuan dañino es el amianto. Y por eso, es importante conseguir una empresa certificada que pueda hacer la remoción segura del asbesto, de forma que podamos continuar prontamente sin riesgo alguno.
¿Por qué el amianto es letal y como se volvió tan notorio?
El ser humano utiliza todos los recursos que tiene a mano para poder producir herramientas y objetos que faciliten nuestra vida. No obstante, esto ha conllevado a que algunos materiales sean usados de manera irresponsable, con grandes consecuencias para la naturaleza, o en algunos, para nosotros mismos.
El asbesto es una roca fibrosa, cuyo uso está documentado desde el siglo I. La alta resistencia mecánica y química que presenta, además de sus propiedades aislantes e ignífugas le volvieron rápidamente muy utilizado en diversas áreas.
El problema yace en las partículas microscópicas que se desprenden, pues no resulta tóxico, pero estas se desplazan en el aire con facilidad, pudiendo ser respirados sin ni siquiera darse cuenta, y aunque no produce daños al ser ingerido o tocar la piel, si lo hace al ser inhalado.
Dado a que su gran resistencia termina raspando los tejidos pulmonares, causa heridas que merman la capacidad respiratoria. Y al ser inorgánico, el cuerpo no puede eliminarlo, conllevando a enfermedades severas como cáncer de pulmón, asbestosis o mesotelioma.
Su prohibición fue esencial para evitar estos problemas de salud, y si bien no ha sido descartado completamente, ya que aún permanece en varias estructuras, cada paso que se dé hacia su eliminación es un paso hacia nuestro bienestar físico.